martes, enero 02, 2007
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El helicoide nos dejará siempre en el mismo punto, pero un poco más elevados. Se va la segunda.
Aquella madrugada en que desperté sudado y sangrado, y las últimas brasas de un sueño ardiente se apagaban, la mujer de mis sueños huía hacia el alba y con ella se llevaba todo lo que necesitaba de mí.
Relatado junto al fogón por
Diego Manuel Soria
a las
10:57 a. m.
Etiquetas: humor, Humor gráfico, rosario
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2 comentarios:
Y... el miedo siempre está presente. Hay que desconfiar de una mujer fácil. Nunca voy a olvidar aquella noche... despertarme en la bañera llena de hielo con un papel que dice: "no tenés riñones, andá rápido por diálisis al hospital"... como olvidar a esas pechugonas...
Cabe destacar que conocen la técnica precisa y exacta para dejarla como un destornillador... llegada esa instancia el pago es un mero detalle, incluso si el valor determinado por mutuo acuerdo es la vida o parte de ella.
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