martes, enero 02, 2007

Eunuco

Aquella madrugada en que desperté sudado y sangrado, y las últimas brasas de un sueño ardiente se apagaban, la mujer de mis sueños huía hacia el alba y con ella se llevaba todo lo que necesitaba de mí.

2 comentarios:

Javier dijo...

Y... el miedo siempre está presente. Hay que desconfiar de una mujer fácil. Nunca voy a olvidar aquella noche... despertarme en la bañera llena de hielo con un papel que dice: "no tenés riñones, andá rápido por diálisis al hospital"... como olvidar a esas pechugonas...

Ze Bastian dijo...

Cabe destacar que conocen la técnica precisa y exacta para dejarla como un destornillador... llegada esa instancia el pago es un mero detalle, incluso si el valor determinado por mutuo acuerdo es la vida o parte de ella.