Atlas rosarino: la plaza de las ánimas alegres
Existe en Rosario una plaza. Pero no se trata de una plaza común, que no lo engañen los toboganes, las calesitas o los subi-baja; la plaza guarda un secreto que los Seguidores del Parcayaso no quieren que conozcamos. Allí habitan ánimas alegres. Fantasmas que practican todo tipo de jugarretas a los desgraciados que pasan por la plaza. El Cártografo nos facilitó sus anotaciones enumerando algunas de las jugarretas:
"- Quitan las escaleras de los toboganes
- Descomponen los subi-bajas de modo que solo bajen
- Detienen las hamacas en los momentos de mayor excitación
- Soplan vientos verticales mientras las mamás con polleras cuidan a sus niños
- Ayudan a las palomas a apuntar
Pero sin dudas, la peor de todas las gracias de las ánimas alegres es la que provocan en la calesita de la plaza. Todos los niños que suben a ella agarran la sortija. He visto hombres de más de 50 años aún dando vueltas en ella"
2 comentarios:
Soria es una persona sorprendente. Él es capaz de salir del Café del Fracaso luego de abonar innumerables veces una mísera lágrima y entablar relaciones con sujetos de los más extravagantes, para luego ir a una plaza a quemar horas arriba de un columpio encantado.
Supongo que mi vida es de lo más rutinaria, ya que al salir de la whiskería amiga me dirijo casi siempre a una zona suburbana de Pérez en donde ninfas preciosas se jactan de su voracidad sexual utilizandome a mí y a mi compañero Boggio como conejillos de indias. Y luego a la whiskería...
¡El Pelado Boggio! Cuanto que hace que no lo veo! Pasé una vez por la whiskeria en cuestion y estaban el Pelado y Trivisonno también, pero no tuve el placer de encontrar a Jilguero. ¿Las perecinas? Un capitulo aparte. Una manteca nene!
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