De superheroes y comegatos
En la ciudad de los devoradores de felinos domesticados siempre abundaron los superheroes y los villanos.
Sin dudas que el villano más conocido era el famoso "Hombre de la bolsa", se trataba de un anciano vestido de rojo, barba blanca y cara de bonachon, que vagaba por las noches rosarinas recolectando en su enorme bolsa colorada todo gato que se le cruzara en el camino. De esta manera privaba a los habitantes de la ciudad de su principal fuente de alimento. Esta situacion se prolongo por mucho tiempo hasta la aparicion del que luego se transformaría en el superheroes mas popular de todos los tiempos.
El incorruptible, el berreta, el hombre del pueblo, el gladiador de los laterales, el amante de las niñas, el derogador de valores morales, el inconcevible, el incompetente, el hombre de la bici rosa y lentes de noche, el individuo de los walkman sin pilas; en otras palabras: el BATILEO.
1 comentario:
Todos saben de mi fiereza y actitud firme y gallarda para enfrentar las innumerables amenazas y peligros que esta ciudad nos hace superar en el largo camino a casa.
Sin embargo hubo una noche de neblina y aullidos de agosto en la que salí del bar purgatorio y después de unas cuadras de lento y zigzagueante caminar comenzé a oir ruidos extraños. Al principio eran inperceptibles y poco frecuentes, pero esto fue cambiando hasta que quedó bien claro que estaba siendo acechado.
Repentinamente una sombra pasó frente a mi a unos escazos metros, luego a mi derecha, izquierda y hasta la vi en la copa de un árbol canchero en cuestión de segundos.
Indefenso por el alcohol consumido, dije todas mis oraciones, pedi perdón por aquella masacre de hippies y me presté al designio de la parca.
En esos terribles segundos de espera mortal el tiempo parecía detenido y nada pasaba, hasta que escuché a lo lejos una bocina de bicicleta antigua.
En efecto una bicicleta rosada con un ser misterioso hizo aparición cinematográfica en la escena poniéndome a salvo de las garras del temible parcayaso que se relamía pensando en mi sangre.
La conclusión de esta historia es que hasta yo puedo tener miedo y ser vencido por la noche de Rosario, pero nada ni nadie puede siquiera enfrentarse con el berretísimo y cancherísimo Batileo.
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